Cuando Cristóbal llegó a nosotros en marzo de 2024, su agencia creativa facturaba bien pero vivía en constante incertidumbre. "Cada mes era una montaña rusa", nos contaba. "Buenos proyectos seguidos de sequías terribles que me quitaban el sueño".
Lo que más me impactó de su caso fue la desconexión entre su talento creativo y su comprensión financiera. Cristóbal podía crear campañas visuales extraordinarias, pero no sabía interpretar sus propios números. Sus clientes lo adoraban, pero él no entendía cuáles realmente generaban valor.
Empezamos con algo simple: mapear sus ingresos reales versus sus costes ocultos. Descubrimos que algunos proyectos "grandes" en realidad lo dejaban sin ganancias después de revisar las horas invertidas y los recursos utilizados.
El punto de inflexión llegó cuando implementamos un sistema de seguimiento mensual que él mismo podía manejar. No complicado, no abrumador. Cristóbal comenzó a ver patrones que antes eran invisibles para él.